Amelia Calzadilla

Para cualquier cubano de a pie es muy difícil no empatizar con buena parte de los problemas planteados por Amelia Calzadilla en su video viral.

La información y el debate sobre esos problemas, así como el planteamiento de propuestas concretas sobre cómo solucionarios, están prácticamente ausentes o minimizados en la cobertura de los medios de prensa estales (o partidistas, como algunos prefieren llamarlos, tal vez con razón), que persisten en una cobertura informativa sobrecargada de triunfalismo y propaganda política que resulta agobiante, enajenante y mayormente desconectada de la realidad y de las principales preocupaciones de la gran mayoría de los cubanos, sobre todo los más jóvenes. ¿Se acuerdan de “Cuba dice” y de “Tras la huella” en el NTV? Hoy ni siquiera tenemos eso.

“Amelia” es un buen nombre para una telenovela y, con las reacciones desde cada lado suscitadas por sus dichos, ya se ha formado un culebrón. Pero el asunto no tiene nada de telenovelesco y no le pronostico ningún éxito a los que intentan “matar a la mensajera”, en lugar de abocarse con sentido de urgencia a la solución de los problemas por ella planteados. Y todos, o casi todos, sabemos bien cuál es el camino más expedito para eso: hacer todo lo posible para arreglar nuestra economía, con bloqueo o sin bloqueo estadounidense, abandonando de una vez todos los dogmas ideológicos que lo impiden y liberando verdaderamente todas las fuerzas productivas de la nación y la energía empresarial de los cubanos. Mucho me temo que cada vez va quedando menos tiempo para hacerlo.