¿Ciencia e innovación, sin economía?

En estos tiempos, todos los dirigentes cubanos a todos los niveles hablan de “ciencia e innovación”. Los noticieros siempre reportan alguna reunión dedicada al tema. Se ha convertido ya en una consigna, presentada como una suerte de poción mágica para resolver los más acuciantes y variados problemas que presenta actualmente la sociedad cubana.

La dura realidad es que ninguna sociedad puede obtener resultados significativos, sistemáticos y consistentes en materia de ciencia e innovación sin una economía que les sirva de sustento. Las vacunas cubanas anti COVID-19 no surgieron por generación espontánea: fueron el resultado de una decisión estratégica de desarrollar ese sector científico y de la correspondiente asignación de recursos, en un proceso acumulativo que duró varias décadas. Con una economía en crisis permanente y con un doloroso éxodo de talentos jóvenes, las perspectivas de la ciencia y de la innovación en Cuba son muy sombrías.

Como ciudadano profundamente preocupado con el futuro de nuestro país, hago el siguiente pedido a los dirigentes cubanos: por favor, dejen la muela y concéntrense en la adopción de medidas prácticas para arreglar la economía del país, con prisa y sin pausa, con bloqueo o sin bloqueo estadounidense. La ciencia y la innovación vendrán después.

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